
"La industria de los ordenadores ha aprendido de forma dolorosa que los sistemas de software cerrado -basados en un marco estricto de propiedad del conocimiento- no encajaban en el mundo que ella misma había creado. El mundo orgánico del software y los sistemas abiertos es la verdadera ola del futuro. La enseñanza superior ha de tener esto en cuenta. Debemos crear sistemas abiertos de conocimiento como un nuevo marco de enseñanza y conocimiento. Con este ánimo, el MIT se ha preguntado -en palabras de T. S. Eliot- "¿Me atrevo... a molestar al universo" Nuestra respuesta es afirmativa. Hemos llamado MIT OpenCourseWare (OCW) a este proyecto. Y lo concebimos como un nuevo umbral abierto a la poderosa, democratizadora y transformadora fuerza de la enseñanza".1
Con estas palabras en su Informe anual del curso 2000-2001, el presidente del directorio Charles M. Vest, examinaba el impacto tecnológico en la enseñanza superior y hacia una valoración del futuro papel de las universidades centradas en la investigación, y aportaba con la liberación de los cursos del MIT para el acceso público mundial gratuito, propiciando los valores de oportunidad y apertura.
Esta es la perspectiva de fondo, oportunidad y apertura para todos, cuando se promueve el uso del Software Libre en el mundo y en especial en nuestro país, empezando por la administración pública boliviana, tal cual lo establece la Ley 164 y su Reglamento; no se trata solamente de la soberanía tecnológica o el ahorro de dinero; ni tan siquiera se trata de disponer del código para aprender más; sino que se trata de la necesidad ineludible de hacer que el conocimiento siga siendo un patrimonio de la humanidad y no de empresa alguna, por ética y justicia con la raza humana que es la que ha ido creándola paulatinamente a lo largo de nuestra historia, creando ese conocimiento que hoy ciertas empresas quieren encapsular y vender solamente a quienes tengan la capacidad económica para pagarlos.
En esta línea de análisis, algo peor aún denuncia Richard
Stallmann2 en su libro “El derecho a leer”: la capacidad que tienen
las empresas de software propietario (privativo) para hacer que una
computadora las obedezca hasta el punto de desobedecer y desafiar al
propietario (usted); esto no solo tiene que ver con la pérdida de la
privacidad de su información almacenada en su computadora, sino que
tiene que ver con la discrecionalidad que esas empresas, directamente
vinculadas (o al servicio) de agencias de seguridad extranjeras, pueden acceder,
manipular y controlar lo que el usuario (usted) puede hacer o ver en
su propia computadora.
Hablamos de LIBERTAD, SOBERANÍA,
DIGNIDAD, DESARROLLO TECNOLÓGICO, PRIVACIDAD Y SEGURIDAD DE LA
INFORMACIÓN, no solo de gratuidad ni bajos costos, menos limosnas y
estrategias de mercadeo que ofenden nuestro intelecto; de esto se
trata cuando impulsamos la adopción del Software Libre en países
como el nuestro, por ello impulsamos el CopyLeft, Creative Commons,
Science commons; como parte de una lucha ética y concreta,
comprometida con nuestro tiempo y con nuestro medio, por un futuro
cierto en el siglo XXI, una época signada por las tecnologías de la
información y la comunicación, para la: DEMOCRATIZACIÓN DEL
CONOCIMIENTO.
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1 VEST,
Charles. Molestando al universo educativo: las universidades en la
era digital, ¿dinosaurios o prometeos?. MIT. Cambridge 2000.
consultado en
http://web.mit.edu/president/communications/rpt00-01.html
2 STALLMAN, Richard. El Derecho a leer. consultado en https://www.gnu.org/philosophy/right-to-read.es.html
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