¿A QUIÉN LE IMPORTA?: ECONOMÍA DIGITAL EN BOLIVIA

Uno de los desafíos del presente es la digitalización de la economía en la perspectiva de aportar significativamente a la construcción de un futuro del país en el siglo XXI y oportunidades con justicia y equidad para su gente, en un mundo altamente tecnologizado y globalizado, especialmente en sus flujos económicos; en sencillo, trata de educación, salud, economía, política, PERO que requieren para su aprovechamiento, despliegue y apropiación: Infraestructura digital, redes, servicio de Internet, desarrollo de software, interoperatividad, etc..

PERO lo que es más importante, requiere de voluntad y visión POLÍTICA (así en mayúscula, negrilla y subrayado) de unos y otros; no está demás tener la agenda menuda (estrategias, programas, acciones), pero si esto no se lo determina a nivel de visión país, esto seguirá el camino del olvido, al ritmo de (ojala de la disminución de la pandemia, o su paso a endemia, etc.), o el de la migración a Software Libre de la Administración Pública, por citar algunos ejemplos.

Por ello, iniciábamos con el título de este post, que realmente debería decir ¿PARA QUÉ? queremos avanzar en la estructuración de una economía digital en el país,  un cuestionamiento esencial en planificación, especialmente cuando gestionamos riesgos en todo proyecto que se respete como serio y profesional. Esto ayudará a entender porque las acciones al respecto de unos y otros es mínima, aislada, voluntarista y de bajo impacto pese a la presión de las estrategias de Distanciamiento Social de la pandemia Covid-19.  

LOS «BIENES COMUNES»

Este análisis no pretende ser aislado ni reduccionista de la realidad a lo meramente tecnológico, entre otros argumentos, porque lo tecnológico transversaliza en estos tiempos a la sociedad, la economía, la política y la cultura, no por nada el mundo transita desde hace varias décadas ya la Transformación Digital –y mas aún a consecuencia de la pandemia Covid-19–; razones por la cual, desde mi perspectiva, el núcleo del asunto pasa por las prácticas democráticas de apropiación y de gestión de los denominados «bienes comunes».

En lo específico concerniente a estos «bienes comunes» del conocimiento, en el concepto de un «bien público», el énfasis se centra en las condiciones de un acceso acceso libre, y mas sustancialmente importante, la posibilidad/oportunidad de acceder a esos recursos e intervenir en su producción sin restricciones; así se determina, un activo cultural, parte del patrimonio de la humanidad, y un derecho humano reconocido.

Ni duda cabe, entre los principales Bienes Comunes se encuentra Internet, porque en ella se desarrolló y fortaleció la Cultura Digital, pese y quizás por qué esté, con frecuencia y cada vez más, cercada por intereses corporativos y regímenes autoritarios; asimismo toma también valor el carácter descentralizado de Internet que permitió la democratización del acceso a los medios de producción digital que posibilitan crear, remixar y recrear esos conocimientos –claro ejemplo son las comunidades de Software Libre y Código Abierto, y sus formas de desarrollo del software– lo que favorece la producción abierta y colaborativa del conocimiento, facilitando a su vez nuevas formas de distribuirlo, con una mejor eficiencia de intercambio frente a los modos de producción del pasado, basados en la propiedad y en el producto.

EL ACCESO UNIVERSAL A INTERNET

Ya en 2016, el secretario de Estado de los EEUU., John Kerry (ex candidato presidencial demócrata) afirmaba: “Internet es esencial para la prosperidad económica en el siglo XXI, … Lo fundamental es que si se invierte en Internet se está invirtiendo en las personas. … Pero no estamos aprovechando plenamente todo lo que la conectividad ofrece. Esa es la ironía. Tres de cada cinco personas no tienen acceso a Internet. En los países más pobres, esa brecha puede llegar al 95 %. Eso es inaceptable”.

La CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe, organismo de Naciones Unidas en su reporte “Universalizar el acceso a las tecnologías digitales para enfrentar los efectos del COVID-19” de agosto de 2020, afirmaba que “al año 2019 un 66,7% de los habitantes de la región tenía conexión a Internet mientras que el resto no tiene o es muy limitada debido a su situación económica y social. En 12 países de la región, en promedio, un 81% de los hogares más ricos está conectado y esa cifra cae a 38% en los hogares más pobres. … El 46% de los niños de entre 5 y 12 años de la región vive en hogares que no están conectados a internet. … Esta situación es más aguda aún en países como Bolivia, El Salvador, Paraguay y Perú. Esto, en buen romance, significa que en los países en que se cuenta con información, durante la pandemia Covid-19 hubo 31 millones de niños/as excluidos del sistema educativo. Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL afirmaba que: "La diferencia entre los estratos económicos más altos y más bajos condiciona el derecho a la educación y profundiza las desigualdades socioeconómicas", por lo que convocaba a aumentar no sólo la conectividad e infraestructura digital sino también las habilidades digitales de los profesores.

EL SERVICIO DE ACCESO A INTERNET EN BOLIVIA

La ATT, en su boletín el ESTADO DE SITUACIÓN DEL INTERNET EN BOLIVIA. Información actualizada a diciembre 2020, afirmaba: «El Servicio de Acceso a Internet, tuvo un crecimiento significativo; con la introducción de las tecnologías 2.5G, 3G y 4G, la cantidad de conexiones de este servicio incrementó, alcanzando un total de 10.909.280 conexiones en la gestión 2020, ¡ojo! Que no nos haga pensar el número que toda la población boliviana tiene una conexión a Internet, el dato tiene sus explicaciones. 


LA COBERTURA ¿QUIÉNES?, ¿DÓNDE? ¿CÓMO?

Precisamente por el dato de las conexiones a Internet, es preciso analizar ¿quienes?, ¿dónde? y ¿cómo?; la ATT decía: «Al cierre del segundo semestre del 2020, la distribución de conexiones por departamento sitúa a La Paz como la región con más conexiones al Servicio de Acceso a Internet, con 3.162.292 conexiones. El segundo departamento con mayor número de conexiones es Santa Cruz con 3.147.324»; seguidamente hasta donde llega la red troncal de fibra óptica nacional y las radiobases del servicio móvil de las empresas de telecomunicaciones»:




¿PARA QUÉ?

Esta coyuntura de crisis ha fortalecido la ampliación tanto en cobertura real en el ciberespacio, como en la creación y masificación de mercados en sectores y actividades completamente nuevas; y, la comercialización de productos que tradicionalmente nunca habían sido objeto de transacción y en ciertos casos a costos bajos como Netflix, Uber, etc. porque utilizan ventajosamente los medios, como la infraestructura tecnológica mundial de Internet. Todo esto sumado a la crisis y la obligada reinvención que ha acelerado la agresividad de la pandemia Covid-19 está articulando una nueva realidad y desafío para los países del mundo.

Es innegable que en Bolivia han habido importantes avances en este tema, lamentablemente no se han concretizado en los hechos, mas allá de cálculos políticos, la ineficiencia, o el interés subalterno (la no aprobación en Diputados de la Nube Soberana; compras apresuradas de hardware y software propietario, por dar algunos ejemplos), estamos perdiendo el norte (dos años de educación en los diferentes niveles PÉSIMOS, por decir lo menos –y no es responsabilidad de los Docentes–, si solo hablamos de Educación, tendremos un retraso que sumado al que ya había, es catastrófico)

Estamos perdiendo el tren que rápidamente se dirige a la sociedad basada en el conocimiento, nos estamos incapacitando para participar del progreso científico tecnológico y socio económico, haciendo (por acción u omisión de los del mas y los del menos) que las brechas de acceso al Internet, la asequibilidad y velocidad de redes incrementen las desigualdades (exclusión social y pobreza),  especialmente de jóvenes, mujeres, indígenas y sectores vulnerables de nuestra población.

Frente a esto es vital, en éste presente construir los futuro posibles para el país, que seguramente están escritos en código; y no estoy proponiendo que nos abracemos y agarremos de las manos, ¡no!, sino ver los unos y los otros objetivos comunes básicos; y, tomar urgentes e integrales políticas y estrategias para la estructuración de la economía digital en Bolivia, particularmente en sus componentes esenciales como la conectividad, el acceso, la infraestructura base, la formación del talento humano, para aportar concreta y proactivamente a una reactivación económico social inclusiva que aporte al vivir bien de los bolivianos/as y nos permita ocupar un lugar digno en el concierto de las naciones del mundo.




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